viernes, 18 de abril de 2008

EL LLAMAMIENTO DE ABRAHAM

"Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra" Génesis 12:1-3.

Reciban mi saludo en el Glorioso nombre de Jesucristo. Único Dios y Salvador del mundo. Quiero darle las gracias a todos los que me han felicitado con sus mensajes escritos en este foro, por los primeros diez años de nuestro Concilio Iglesia Pentecostal La Senda Antigua de Estados Unidos. Gracias, muchas gracias.

Hoy en mi tiempo de estudio bíblico he sacado algunas notas interesantes sobre el "EL LLAMAMIENTO DE ABRAHAM". Esperando que éste sea de gran bendición a su vida espiritual. Todos nosotros como buenos estudiantes disciplinados debemos escudriñar continuamente las Escrituras para fortalecernos en el conocimiento de la Palabra de Dios.

"Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra" Génesis 12:1-3.

La Biblia comienza la historia de una sola familia escogida por Dios a fin de traer redención a la raza humana. La cabeza de esa familia fue Abraham (más tarde llamado Abraham), que vivió aproximadamente 2,100 años antes de Cristo. El padre de Abram lo fue Taré y Abram era del linaje de Sem y se convirtió en el padre de la nación judía.

"Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra" Génesis 12:1-3.

A Abram no se le dijo en ese momento adónde Dios lo llevaría. En lugar de eso, tenía que viajar bajo la dirección directa del Señor. Dios se proponía tener a un hombre que lo conociera y le sirviera con fe sincera. De ese hombre saldría una familia que conocería, enseñaría y guardaría los caminos del Señor. De esa familia saldría una nación escogida, compuesta de personas que se separarían de los malos caminos de las demás naciones para hacer la voluntad de Dios. Una nación especial para redimir y salvar la humanidad. De esa nación saldría Jesucristo, el Salvador del mundo, la prometida simiente de la mujer. "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Génesis 3:15).

Hay varias cosas que me llaman la atención acerca del llamamiento de Abraham. Yo les llamo principios. Principios que debemos entender todos los que hemos sido llamados por nuestro Señor, tanto individual como la iglesia en general.

Principio #1. Dios establece la Separación:
Cuando Dios llama a Abram en 12:1 le hace una llamado a separarse de su tierra, de su parentela y de la casa de su padre, a fin de ser extranjero y peregrino sobre la tierra. "Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré". En Abraham Dios estaba estableciendo el importante principio de que su pueblo debe separarse de todo lo que sea un estorbo a su propósito para la vida de ellos.

Principio #2. Dios hace una Promesa:
Dios le prometió a Abraham una tierra, una gran nación por medio de sus descendientes, y una bendición que afectaría a todas las naciones de la tierra. Esta promesa se sigue cumpliendo en la actualidad en la proclamación misionera del evangelio de Jesucristo. "Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra" (Hechos 3:25). "Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham" (Gálatas 3:6).

Principio #3. Una Patria Celestial:
El llamamiento de Abraham no solo abarcaba una patria terrenal, sino también una celestial. Su visión llegó a abarcar un hogar definitivo ya no en la tierra sino en el cielo, y una ciudad cuyo arquitecto y constructor era Dios mismo. De aquí en adelante Abraham deseó y buscó una patria celestial donde habitaría para siempre con su Dios en justicia, gozo y paz. " Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Hebreos 11:9-10). "Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad" (Hebreos 11:16).

Principio #4. Obligaciones:
El llamamiento de Abraham no sólo incluía promesas sino también obligaciones. Dios exigía tanto la obediencia de Abraham como la entrega personal a Él como Señor a fin de recibir lo que fue prometido. Esa obediencia y entrega tenía que ir acompañada de confianza en la Palabra de Dios, aun cuando la realización de las promesas pareciera humanamente imposible. Abraham tenía que obedecer a la orden de Dios de irse de su hogar. Por último Abraham tenía que hacer un sincero esfuerzo por llevar una vida recta. En otras palabras, solo ocurrirán las promesas y los milagros de Dios cuando su pueblo procura llevar una vida de obediencia, una vida intachable y mantiene el corazón dispuesto para Él. Es por eso que Dios establece un pacto con Abraham, en donde Dios cumpliría sus promesas y Abraham cumpliría con sus obligaciones. "Era Abraham de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicare en gran manera" (Génesis 17:1-2).

Conclusión: El cumplimiento de las promesas y bendiciones de Dios se ofrecen no sólo a sus descendientes físicos, sino también a todos los que en verdadera fe aceptan y siguen a Jesucristo, la verdadera simiente de Abraham. "Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham" (Gálatas 3:7). Todos los que tienen fe como la fe de Abraham son "hijos de Abraham" y son bendecidos con él. Los verdaderos creyentes se convierten en el linaje de Abraham, herederos según la promesa que incluye recibir "por la fe". "…Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu" (Gálatas 3:14). Recibir el Espíritu Santo en nuestras vidas es tener justicia, vida y todas las otras bendiciones espirituales.

Que el Señor Jesucristo te bendiga rica y abundantemente.

Atentamente:
Edwin López / Coordinador Foro PAN
Iglesia Pentecostal La Senda Antigua
Phoenix, Arizona, Estados Unidos

Las Señales y los Milagros

"Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán" (Marcos 16:17-18).

Saludo en el Glorioso Nombre de Jesucristo a todos mis hermanos y amigos quienes visitan diariamente nuestro foro. Este es un lugar de Unción, Bendición y Verdad. Hoy quiero compartir contigo un estudio bíblico que me llevó a escudriñar muchos versículos sobre el tema de las Señales y los Milagros. Todo comenzó cuando me hice tres preguntas importantes para tratar de entender este tema.

¿Ha pasado la época de los milagros? ¿Eran los milagros para la iglesia durante sus primeros cien años? ¿Por qué la iglesia de hoy ha descuidado esta gran demostración del poder de Dios? Las Escrituras enseñan con claridad que nuestro Señor Jesucristo quiere que sus seguidores hagan señales milagrosas en Su nombre mientras el evangelio del reino es anunciado. Las pruebas bíblicas hablan por si solas al respecto.

"Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8). La verdad de que Jesucristo no cambia es ancla segura de la fe. Significa que los creyentes de hoy no deben sentirse satisfechos hasta que tengan la misma demostración de poder y autoridad que distinguió a Jesús y la iglesia primitiva mientras predicaban el reino de Dios.

"Y estableció a doce, para estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios" (Marcos: 3:14-15). Jesucristo les dio ejemplo a sus discípulos sobre el propósito de su ministerio en la tierra. Jesucristo vino a la tierra a destruir las obras del diablo y poner en libertad a los oprimidos por Satanás y el pecado. Él les dio a sus seguidores el poder y la autoridad para continuar la batalla que Él había librado contra las fuerzas de las tinieblas. Después que Jesús nombró a los doce discípulos, les dio autoridad para echar fuera demonios, les dio autoridad para vencer todo el poder del enemigo, les dio autoridad para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

"Entonces llamando a sus discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia" (Mateo 10:1). Está claro que Jesús quiere que sus seguidores libren la batalla contra las fuerzas del mal echando fuera a los espíritus inmundos y sanando a los enfermos. Se considera esa demostración de autoridad mediante la confrontación espiritual, una manifestación continua del reino de Dios en la tierra.

"Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos" (Lucas 9:2). Jesús ha enviado a sus discípulos a representarlo mediante la palabra y los hechos. Los autores de los evangelios ponen muy en claro que el mandamiento de Jesús a predicar el reino de Dios casi nunca se dio aparte del mandamiento a sanar a los enfermos y expulsar a los demonios. No hay duda que la presentación del evangelio hoy día debe de ir acompañada de la misma demostración del Espíritu y poder a fin de confrontar el desafío de Satanás en estos últimos días. Este fue el mensaje y la norma de la iglesia primitiva. ¿Está la iglesia de hoy experimentando el poder de Dios como lo vieron y experimentaron los primeros creyentes? Sino es así, mi pregunta para usted es, ¿Por qué no?

"Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (Lucas 10:17-20). Jesús les dio a sus discípulos autoridad sobre serpientes y escorpiones. Estos son términos que representan las fuerzas más peligrosas de la maldad espiritual. Pero también Jesús les advierte a los discípulos que no se enfoquen en alegrarse solamente por el éxito de su ministerio y el poder sobre los demonios, sino que el verdadero gozo debe de ser producto de nuestra redención del pecado y sobre nuestra esperanza de vida eterna.

"De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre" (Juan 14:12). Nuestro Señor Jesucristo desea que nosotros como sus hijos hagamos las cosas que Él hizo. "Aun mayores" incluye el evangelismo personal y la realización de milagros. Todo lo que pidiéremos en Su Nombre Él lo hará.

"Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán" (Marcos 16:17-18).

Esas señales que hacen los discípulos verdaderos confirman que es genuino el mensaje del evangelio, confirman que ha venido a la tierra con poder el reino de Dios, confirman que Jesucristo el resucitado acompaña a su pueblo y obra por medio de él. Esas manifestaciones espirituales deben de continuar en las iglesias de hoy hasta que vuelva Jesucristo. Las Escrituras nos dejan ver con mucha claridad que estas señales seguirán a la iglesia aun después de la resurrección de Jesucristo. Es importante notar que las señales siguen a la iglesia y no la iglesia a las señales.

Esas señales son para todos los que han creído en el poder y autoridad de nuestro Señor Jesucristo. Para todos los creyentes que en obediencia a Él, dan buen testimonio y se han apropiado de sus promesas. La falta o ausencia de esas señales en muchas iglesias modernas de hoy, no indica que Jesucristo haya incumplido sus promesas. Él afirma que la falta está en el corazón de sus seguidores.

"¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuando he de estar con vosotros? ¿Hasta cuando os he de soportar? Traédmelo acá" (Mateo 17:17). Este texto refleja el concepto de Jesús respecto a los discípulos y las iglesias que dejan de ministrar a los demás en el genuino poder del reino de Dios. Cuando se deja de liberar a los oprimidos por Satanás se demuestra la falta de fe, la falta de conocimiento y la falta de autoridad espiritual. Nuestro Señor Jesucristo quiere que su iglesia demuestre la autoridad y poder que Él nos ha dado a través de Su Santo Espíritu. Para esto hace falta la fe, la oración y el ayuno, tres cosas que muchos han descuidado hoy.

"Vinieron entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuvieres fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno" (Mateo 17:19-21). La fe de la que Jesús nos habla es una fe genuina. Es una fe que puede mover montañas, realizar milagros y sanidades, y llevar a cabo grandes cosas para Dios. Es una fe eficaz que produce resultados, es una fe en Dios. La fe genuina es una obra de Dios dentro del corazón del creyente. Incluye una conciencia divinamente impartida al corazón de que las oraciones son respondidas. Es importante que nos acerquemos a Dios, a Su Palabra, y sobre todo profundizar la consagración y la confianza en Él. Esa fe llega cuando se depende de Él para todo; "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" (Juan15:5).

Bueno mis hermanos, espero que este estudio sea de gran bendición a su vida. Me he deleitado en la Presencia de Dios organizando estos versículos para poder compartirlo contigo. Creo que hay una gran necesidad de entender este tema tan importante para para la iglesia de hoy.

¡Que el Señor Jesucristo le bendiga ahora y siempre!

Atentamente:
Edwing López / Coordinador Foro PAN
Iglesia Pentecostal La Senda Antigua
Phoenix, Arizona, Estados Unidos

El Pastor Pentecostal Apostólico

"Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia e inteligencia" (Jeremías 3:15).
Saludos a todos mis hermanos y amigos en el Poderoso Nombre de Jesucristo. Es para mí de sumo gozo estar nuevamente con ustedes para compartir de las ricas bendiciones de Dios. ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmos 133:1). Dios bendiga este precioso foro Pentecostales Apostólicos del Nombre.

Hoy quiero compartir con todos los pastores o aspirantes al ministerio un tema muy importante de liderato. Reconozco la gran necesidad de capacitación ministerial y educación continua para poder llevar a cabo el cumplimiento de nuestro llamado a capacidad. El estudio de hoy lo escribió Ralph Vincent Reynolds y lo considero muy bueno para cada pastor y ministro. Este habla sobre la importancia de entender la seriedad que conlleva ser un pastor, sus responsabilidades y su buen manejo en relaciones entre de pastor a ovejas y de ovejas a pastor. También incluye unos consejos llenos de sabiduría para cuando un pastor toma posesión en una nueva congregación o cuando ha llegado el momento de salir de ella. Espero lo disfrute y sea de gran bendición a su vida ministerial.

El Pastor Pentecostal Apostólico
Por Ralph Vincent Reynolds

El Pastor es el Pastor del rebaño: El significado de la palabra, "pastor" es "pastor de animales" o "apacentador." Jeremías habló de este oficio. "Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia e inteligencia" (Jeremías 3:15). "Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten" (Jeremías 23:4).

Su trabajo es principalmente dentro de la iglesia. Su primera obligación es apacentar las ovejas. Jesús mandó a Pedro una vez a apacentar Sus corderos y dos veces a apacentar Sus ovejas. Pedro se sentía lastimado porque Jesús le preguntó tres veces, "¿Me amas?, pero había una verdad que Jesús quiso impresionar en el corazón de Pedro, por eso lo repitió tres veces. "Apacienta (o pastorea) mis ovejas." Pedro aprendió su lección bien y más tarde le era posible exhortar a los ancianos; "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros" (1Pedro 5:2). La gran obra del pastor es enseñar, instruir y ser como un padre a la grey; su responsabilidad es asegurar que la iglesia sea una iglesia sana y espiritual (Efesios 4:11-16).

Para apacentar las ovejas, él debe ser un estudiante constante. Una persona no puede apacentar a otros hasta que él primero haya sido apacentado; él no puede dar a otros lo que él primero no ha aprendido.

Una de las más grandes necesidades en la iglesia de hoy es para pastores con un llamamiento divino para pastorear o apacentar la grey de Dios. Predicadores hay muchos; entre ellos hay unos con habilidad, talento y enseñanza, hombres que pueden entretener y mover una audiencia con elocuencia y personalidad; pero pocos son los hombres que están dispuestos a poner su vida por las ovejas. Los pastores según el corazón de Dios mismo, quienes sacrifican sus propias vidas para pastorear el rebaño, no son numerosos. Feliz es aquella congregación que tiene por su pastor a un hombre que será más que un predicador y un líder, pero combinará estas cualidades con aquella cualidad dada por Dios de ser un "padre espiritual" a su pueblo. "Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres" (1 Corintios 4:15).

El Ministerio del Pastor es principalmente dentro de la iglesia: "Y él mismo constituyo a unos apóstoles; a otros profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros" (Efesios 4:11). De los muchos aspectos y llamamientos del ministerio cristiano, la obra y ministerio del pastor resalta como una de vital importancia. Jesús mismo ha puesto pastores en la iglesia para ministrar a la iglesia. En Efesios 4:11-16 su trabajo es definido como: (1) Perfeccionando a los santos; (2) La obra del ministerio; (3) Edificando el cuerpo de Cristo.

La iglesia en una condición saludable naturalmente aumentara en amor. En otras palabras, si el pastor logra traer a la iglesia a una condición espiritual en Cristo apropiada, naturalmente almas nacerán dentro de la familia, y el Señor añadirá a la iglesia cada día los que han de ser salvos (Hechos 2:47). Muchas veces se requiere un esfuerzo grande, tiempo y oración para mantener a los creyentes andando en el camino derecho y angosto, guiarles a una vida espiritual más profunda y velar por sus almas que no sean desviadas por el enemigo. Mantener un alma en el rebaño fiel al Señor es más importante que ganar un converso nuevo.

Es la reincidencia del pueblo de Dios que torna blanco el cabello del pastor y pone arrugas en su frente. Es por las ovejas que se han extraviado que él se queda despierto en las noches y por las cuales agoniza en oración muchas largas horas. Cuando los creyentes son rectos con Dios es una cosa fácil persuadir a los pecadores que rindan sus corazones al Señor, porque cada hijo de Dios es una influencia para el bien. Al contrario, cada reincidente lleva al abismo consigo muchas almas quienes pudieron haber sido salvos si él hubiera permanecido fiel.

El Pastor debe amar a la grey: "El buen pastor su vida da por las ovejas" (Juan 10:11). La característica más importante de un pastor es el amor y sacrificio. El pastor es solo un pastor subordinado siendo dirigido por el espíritu y ejemplo del gran pastor. El gran pastor murió por la grey, y es este espíritu de sacrificio que debe agarrar el corazón de cada pastor. "El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará" (Mateo 10:39). "De cierto, de cierto, os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto" (Juan 12:24).

El autor ha tenido algunas experiencias en este asunto por las cuales él da gracias al Señor. El pastor debe tener un corazón que está lleno con amor para su pueblo. En su obra, "poder del corazón" le ayudará más que cualquier otra cosa. La mayoría de toda la gente es alcanzada con más facilidad por las afecciones que por el intelecto. Ellos están buscando amor, simpatía, entendimiento y paciencia. Es el propósito del ministro tratar de entender sus batallas y luchas para que él pueda ayudarles más fácilmente con todos sus problemas.

Por esta razón, un pastor debe vivir en el mismo nivel y norma de vida que la gente en su iglesia. Por razones que son muy claras, él debe ser casado y tener por lo menos un hijo. Si fueran tan desafortunados de no poder tener hijos propios, deben adoptar un hijo, o dos. Sólo un padre puede entender los problemas de los padres, y poder aconsejar e instruir en un espíritu de amor y simpatía.

El Pastor debe estar bien enterado de cada detalle de la iglesia: Cuando un pastor es recién instalado en una iglesia, las primeras semanas son muy críticas. Las caras nuevas y la gente nueva le dará una nueva inspiración. Sin embargo, junto con ésta nueva inspiración vendrán nuevos desafíos y nuevos problemas para ser resueltos. Habrá un tiempo de "luna de miel" el cual puede ser muy engañoso. Durante este tiempo él puede permitir ser influenciado por las personas dañosas, y él puede cometer errores en juzgar que la gente nunca olvidará. El debe recordar que las primeras impresiones a veces son permanentes. El debe estar mucho en oración y mirar siempre hacia el Espíritu Santo para guiarle en todas las decisiones. Hasta que él conozca la iglesia a fondo, debe proceder lentamente en hacer decisiones que afectarían el gobierno de la iglesia.

El nuevo pastor debe de familiarizarse con todos los departamentos y obreros en la iglesia. El debe averiguar si hay una lista de miembros de la iglesia o no, y si hay, averiguar si está completa y al día. Si no hay lista de miembros, el debe tomar pasos inmediatamente para conseguir una lista completa de todos los miembros con sus direcciones. Ahora él puede proceder a visitar sistemáticamente a toda la congregación para que pueda familiarizarse con cada familia y hogar. Después de haber sido instalado, y haberse familiarizado con cada departamento, los obreros y los miembros mismos, su gran obra siguiente es ganar la confianza, el respeto y el amor de su grey. Muchas veces el pastor es llamado para redargüir y reprender, y esto es seguramente una parte de su ministerio como un "padre" a su grey (2 Timoteo 4:2).

Sin embargo, que el nuevo pastor tenga cuidado en las libertades que toma antes de ganar el respeto y la confianza de su gente. "Mas al extraño no seguirán" (Juan 10:5). El hecho de que él es un buen predicador no hace su voz la voz de su pastor. Las ovejas tienen que aprender a conocer su voz. El debe de ser firme pero con esa firmeza debe tener un gran cuidado y ternura hasta que conozcan su voz. Si no, él puede crear disensión y oposición que tal vez él nunca pueda vencer totalmente.

El Pastor debe mantener actitudes correctas: Un pastor nuevo debe recordar que el pastor anterior tiene el cariño y la confianza de la iglesia que ha sido ganado tal vez por años de un ministerio fiel y sacrificado. Nunca debe permitir que brote un espíritu de envidia o celo en su corazón contra el ministro anterior. Nunca debe levantarse un espíritu de competencia entre los dos ministros, ni la comparación de su ministerio para la desventaja de uno de ellos. Recuerden que ambos son ministros en el mismo cuerpo y están trabajando para el mismo fin, no para si mismos, sino para el establecimiento del reino de Dios. Un ministerio siembra, otro riega, y todavía un tercero puede cosechar, "pero es Dios quien da el crecimiento" (1 Corintios 3:6-7).

Sin embargo, puede ser prudente añadir que el pastor que sale debe dar a su sucesor toda la oportunidad y la única cosa justa que él debe hacer es cortar cualquier conexión posible con la iglesia. Una vez que él se ha despedido de la iglesia, su responsabilidad ha terminado, y él nunca debe ser influenciado a dar consejo, ni intervenir en la manera más pequeña con su grey anterior. Hay un principio que el pastor recién llegado haría bien en recordar. Silos creyentes hablan bien de su pastor anterior, probablemente hablarán bien de él cuando salga algún día. Si son críticos de su pastor anterior, probablemente serán críticos de él cuando salga. Por eso, él debe estar alegre de oír las alabanzas hacia el pastor anterior. El debe recordar que no puede esconder su actitud hacia sus hermanos ministros. Sus ovejas averiguarán su actitud verdadera y le juzgarán en conformidad.

¡Que nuestro Señor Jesucristo te bendiga ahora y siempre!

Atentamente:
Edwing López / Coordinador Foro PAN
Iglesia Pentecostal La Senda Antigua
Phoenix, Arizona, Estados Unidos